El poder de tu firma

No es secreto para nadie que la precariedad laboral es un demonio que no hace más que crecer en nuestro país. Hay más empleo, sí, ¿pero de qué tipo?. Uno podría pensar que eso solo sacude a sectores como la hostelería o a la ya muerta construcción, donde te contratan un verano y, “si hay suerte”, un par de meses más, pero porque les das pena.

La Sanidad sonríe y se copia de estos modelos, pero a una escala que solo ella es capaz de adoptar. Juega la magnífica carta del personal interino, un puesto que no es más que una contratación para sufrir carencias de personal, en teoría, temporal. Ahora, no es raro encontrar a interinos que llevan en el mismo hospital 10 años, ejerciendo el mismo trabajo que una persona con plaza fija pero siendo despedidos y contratados mes a mes. Es más, conozco personalmente un caso algo diferente, pero igual de aberrante, de una persona que lleva años trabajando para un gran hospital, y que es despedida cada viernes y contratada cada lunes. Que agradable levantarse cada mañana sin saber si vas a tener que empezar a buscar trabajo por la tarde, así diez años. Uf

Seguramente el lector esté pensando, ¿y por qué esta gente directamente no clava una buena denuncia y se queda tan a gusto?, pues mi respuesta es que las razones son muchas y muy variadas en cada caso, pero si tuviese que apostar por un denominador común destacaría el miedo. El personal sanitario suele ser gente que se vuelca mucho en su carrera, y comienza a trabajar algo tarde, algunos ya con familia. Tienen miedo a perder un trabajo por el que sienten que han luchado muchos años, y por eso no se atreven a denunciar, aunque sepan que les vayan a dar la razón.

Una vez hecha la denuncia y pasado un tiempo hasta que la vea el juez y la valore, normalmente la persona al final pasa, por orden judicial, a tener una plaza fija en el centro de trabajo en el que estaba como interino. El tema es que se atrevan a denunciar, cosa que no hacen porque no saben que tienen unos derechos que los protegen en estos casos,  Por eso es crucial asesorarse con organismos cuyo trabajo de cada día es, precisamente, esto.

Las instituciones que más pueden ayudar a casos de este tipo son la Inspección de Trabajo de la Seguridad Social, ciertos sindicatos, y sobre todo la ANIL, una asociación que defiende los derechos del personal interino, y que últimamente está llevando a cabo un proyecto muy interesante, una iniciativa legislativa popular para regular la situación de estas personas que sufren cada día la precariedad laboral. Os insto a echarle un vistazo y a firmarla:

https://www.mifirma.com/proposals/62

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Dice cierto proverbio chino que “el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Imaginaos entonces lo que pueden hacer 500.000 mariposas batiendo las alas al mismo tiempo, justo aquí al lado.

Recordad que puede que incluso estéis firmando para ayudaros a vosotros mismos en un futuro.

Porque el empleo digno no debería ser un lujo

Alexander Lugilde Guerbek

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