No es raro escuchar a la gente decir que estos molestos dípteros nos pican porque tenemos la sangre “dulce”, pero esto no es así como corroboran numerosos estudios recientes. Las hembras de estos insectos detectan a las personas por varios factores: el más importante es la cantidad de dióxido de carbono emitida, son capaces de detectar pequeñas fluctuaciones de este gas desde más de 10 metros de distancia. Conforme van acercándose a la persona en cuestión, intervienen además otros factores como el olor corporal debido a algunas sustancias como el ácido láctico, de ahí que las mujeres embarazadas y los que acaban de realizar deporte sean más propensos a las picaduras.

Por: Sergio Garcerán

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