De Finlandia a Sierra Leona, del hielo a la tierra árida.

Era el 15 de enero de 2018, madrugada, 04:00 am ,primera noche en Madina Town, Sierra Leona. Tierra y arena en mi pelo, ojos, boca, garganta, pies, uñas… sentía mocos como pedruscos y legañas como garrapatas, calor sofocante y falta de aire y agua, el nido de cucarachas, la tarántula, y los murciélagos causantes del virus del ébola merodeaban en el anochecer en el porche. La falta de agua y electricidad y el efecto de las vacunas comenzaban a producir efectos alarmantes en mí, en la oscuridad, en mitad de la nada. En una escuela donde residían otros 10 muchachos sierraleoneses de entre 7 y 16 años.

Así llegue desde Finlandia, país donde resido hace ya unos 4 años y medio. Y es que nunca he trabajado en mi vida en ningún otro país. Además de ser dentista en el país del hielo, también hago trabajitos como profesor de español y entrenador de futbol para niños.

En sólo una semana me sentí como Michael J. Fox en regreso al futuro, pasando de un campo de nieve con 20 bolitas de pelo blanco silenciosas y balón naranja, a estar con 20 conguitos calvitos descalzos y ruidosos sonriéndote, esquivando piedras y tierra mientras conduces el esférico y engulles arena.

Y es que en Madina Town, Sierra Leona, a pesar de la miseria y la basura que llena los estrechos barrios y casetas, se respira esperanza y felicidad. La mayoría de las personas que viven allí son jóvenes. Recordemos que en el año 1980 la esperanza media de vida en Sierra Leona era de 34 años, aunque ahora se ha incrementado 16 años, es decir, unos 50 de media.

Ahora entiendo como la tierra, la arena, el sol, la escasa sanidad, las bacterias y virus, la basura, y los animales que constituyen su dieta (normalmente pescados, cabras o gallos) se alimentan prácticamente de basura. Los perros tienen garrapatas, están secos y medio muertos.

La devastadora guerra civil, consecuencia del despiadado tráfico de esclavos y el tráfico descontrolado de compraventa de diamantes, cohesionada casualmente por la cuna del virus del ébola, ha convertido este país en un infierno. El agua para ducharse o lavarse la sacan de pozos, y la electricidad apenas existe. Es decir, si quieres ir al baño por la noche lleva linterna y papel propio, y procura no hacerlo en el WC porque es una pocilga llena de moscas, y si salpica hacia arriba corres riesgo de infección.

Sin embargo, angelitos existen. Muchísimos de ellos te sonríen, se acercan a tocarte, te hablan, te persiguen y te cogen de la mano sin mediar palabra, te miran serios, fijamente, te llaman “padre”…

Sólo por el hecho de ser “blanco”, aunque yo ya les dejé bien claro a varios de ellos que en Finlandia el negro soy yo.

Pero a pesar de todo esto, en Madina Town el futbol engancha, de tal manera que muchos de los habitantes del pueblo son conocidos con los nombres de futbolistas oficiales. Por ejemplo allí existía un Morata, un Iniesta, un Torres e incluso Zidanes y Rivaldos.

A mí me bautizaron como Buffón. Sí ,les caí en gracia, y me dediqué a hacer un poco el payasete con ellos, pero me bautizaron así porque llevaba un bañador de Italia y dado mi nombre y mi supuesto parecido al futbolista a los 4 días después de jugar al futbol con ellos, de haber visitado las escuelas y de abrir la clínica dental donde dimos servicio y donde preparamos a un dentista Sierraleonés que colabora con nuestra ONG Acción Planetaria (antiguos dentistas sobre Ruedas), de Barcelona, pues ya por la calle me saludaban muchísimas personas, sobre todo niños. “Good morning, Gigi (Buffon)” o ”Good morning, Sir”.

Bueno, que aún no os he explicado. Soy Guillermo Tamargo, 30, dentista. Hemos estado en Sierra Leona 17 días con esta ONG catalana, Acción Planetaria, que apadrina y cuida de unos 45 niños de Madina. Les paga la educación, la escuela, e incluso la comida. Durante mi estancia allí, en la casa-escuela donde residimos vivían 10 Pikins (pikin significa “pequeño”). Día a día con su sonrisa se fueron convirtiendo en mis hermanos pequeños. Comíamos arroz todos los días, jugábamos al fútbol, cantábamos, hacíamos juegos y estudiábamos y conversábamos en inglés.

Uno de los días más felices de mi vida fue hace 1 semana. Llené esa escuela de camisetas de futbol del Real Oviedo junto a 2 balones Adidas Tango Rosario. Saqué camisetas tallas alevín e infantil, y los niños gritaban, sonreían, se peleaban… sin saber ni siquiera de qué equipo eran. En cuanto vieron el balón, lo cogí y pegué con toda mi alma un patadón al aire, y los niños salieron escopeteados, descalzos, con unos callos en los pies que ni Browser64, como rinocerontes y elefantes en la estampida de Jumanji, con el sol brillante luciendo pero el cielo gris estampado por la polución y la quema continua de tóxicos dejando un fondo incompleto de claridad en el horizonte.

A los pocos minutos cogí el balón y les expliqué qué era el Real Oviedo. Uno de ellos me preguntó si estaba en La Liga, en Primera. Curiosamente en Madina ven la copa del rey, la Champions, la Liga Española y la Premier League inglesa, casi cada día. Les dije: es el club de mi ciudad, es mi sangre, y en medio año os prometo que lo veréis en el cine del pueblo jugando en La Liga contra Messi. Sólo os pido que me enviéis una foto, viendo al Oviedo en medio año con las camisetas puestas, eso les dije.

También dimos asistencia odontológica. Se ven casos de pacientes que apenas vemos en Europa. Flemones dramáticos con drenaje en pómulo e incluso en tráquea. No existe ningún tipo de asistencia médica. Dejan evolucionar la infección, irremediablemente. Y es que en Europa, normalmente, a la mínima molestia dental vamos al dentista.

Hicimos reformas en la casa antes de empezar. Pintamos paredes y barnizamos suelos, realizamos carpintería y bricolaje sin parar, estanterías, armarios, baldosas, reformamos las habitaciones donde duermen, las limpiamos y remodelamos con nuevas telas, nuevas paredes, percheros, tendales…

Y así reímos y jugamos varias semanas, y llegó el momento de la despedida. Muchos, muy tristes, nos abrazamos y confiamos en vernos dentro de un año.

Ángeles vestidos de negro, sin ver una realidad, un mundo civilizado. Sueñan con viajar a Europa. No se les permite coger un avión, no comprenden el por qué. Sólamente si son ricos y tienen dinero. Bienvenidos a África.

Durante la misión conocí a Alexis, un tipo de Elche. Llegaba para quedarse medio año. Después de dialogar varios meses me miró a los ojos y me dijo: África no es un continente para los blancos. Y en cuanto a leones, no existen, por si hay confusión con el nombre del país. Pedro da Cintra denominó así al país a la llegada en barco, viendo las altas olas romper frente a las rocas de la costa y escuchando rugidos semejantes a los de los distintos órganos .

Guillermo Tamargo
Dentista Voluntario

Podéis encontrar información sobre el proyecto en “Acciones” -> Pikin Divain en Sierra Leona:
https://www.accionplanetaria.org/

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