Llega el inicio de un nuevo año y junto a él uno de los muchos propósitos que gran parte de la sociedad se plantea: apuntarse al gimnasio. Es sabido que para hacer ejercicio y sentirse saludable no hace falta apuntarse a un gimnasio, sino reunir unos minutos al día para dejar de lado el sedentarismo que nos lleva persiguiendo muchos años y mirar un poco más que comida nos servimos en el plato. Así pues, antes de que las ganas que tenemos ahora para empezar a hacer deporte nos vuelvan a abandonar un año más, vamos a atender algunos aspectos positivos de la actividad física que igual no tenemos muy presentes.
Desde hace décadas, los efectos de la actividad física en la salud mental han sido el objeto de estudio de muchos investigadores. En muchos de estos estudios se ha demostrado que la actividad física aumenta la secreción del factor neurotrófico cerebral conocido como BDNF. Para aquellos que desconozcáis de que se trata, será suficiente saber que es una neurotrofina situada en el hipocampo y en la corteza cerebral que se encarga de mejorar la supervivencia de las neuronas, facilita la trasmisión de información y las protege de la degeneración y muerte neuronal. Así pues, si hacer ejercicio físico fomenta la producción de dichos factores neurotróficos, estaremos reduciendo el envejecimiento precoz, el daño cerebral e incluso el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas. (Thayer et al, 1994). ¿Es este motivo suficiente para mantener las ganas de iniciarnos en la rutina de hacer deporte?
Por si todavía es necesario algún motivo más, un estudio realizado en la Universidad de Handa (Japón) os acabará de convencer. En éste, se propuso a 7 jóvenes sanos participar en un programa de entrenamientos que consistía en correr durante 30 minutos, tres veces a la semana durante tres meses. Tanto al inicio del estudio como al final, se les administraron unos test con el objetivo de comparar la capacidad intelectual de cada uno. Los resultados evidenciaron una mejoría en la función del lóbulo frontal del cerebro. Un detalle importante a tener en cuenta es que las puntuaciones se reducían en el momento que los participantes abandonaban el entrenamiento. Es por este motivo, que queda claramente demostrado que la actividad física mejora, a la vez que preserva, las funciones cognitivas. Posteriormente, investigadores de la Duke University de California del Norte realizaron un programa similar en sujetos de edad avanzada, mostrando una mejoría significativa en la memoria.
Por lo tanto, la evidencia de que el ejercicio físico tiene una gran influencia en la salud mental ha quedado verificada. Es por este motivo que la actividad física debería considerarse prioritaria en nuestra rutina, ya que modificando funciones fisiológicas se logra una mejoría también en las funciones cognitivas debido a la interrelación del cuerpo humano.
Entonces, ¿es ahora el momento de introducir el ejercicio físico en tu día a día, o esperarás el año que viene para hacerlo?
Cristina Cano Olivar
Referencias
- W.Ramirez; S.Vinaccia; G.Ramón. (2004). Revista de estudios sociales:El impacto de la actividad física y del deporte sobre la salud, la cognición, la socilización y el rendimiento académico: una revisión teórica Recuperado de: http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S0123- 885X2004000200008&script=sci_arttext&tlng=es
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