Un profesor mío decía que “todo trasplante de órganos es un fracaso, porque significa que no hemos podido salvar al donante”. No puedo estar más de acuerdo con él, tanto desde el punto de vista profesional como humano. Sin embargo, es muy posible que los receptores de más de 1600 trasplantes anuales en España discrepen cordialmente, ya que ese “fracaso” les ha permitido seguir viviendo.
Hoy en día España es uno de los países líderes en trasplantes, y no lo digo yo, lo dicen las cifras. Se están salvando vidas que antes se darían por perdidas. No obstante, desde el “boom” de los trasplantes a mediados de la década de los 80, se ha ido manteniendo un problema que, a mi juicio, no tiene justificación. Hablo de la negativa de los familiares a donar órganos para trasplantes.
“Según la Ley de trasplantes, en España todos somos considerados donantes si en vida no hemos expresado lo contrario. En la práctica siempre se respeta la decisión de la familia, ya que se asume que estos no contradirían los deseos de su ser querido.
La tarjeta de donante es un documento que testimonia nuestro deseo de ser donante de órganos tras el fallecimiento. Sin embargo la tarjeta no tiene valor legal. Es preciso comunicar a nuestros familiares el deseo de ser donantes, para que autoricen la extracción de órganos tras el fallecimiento” – Extracto de la página de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)
A nivel nacional, de media, un 15% de los familiares manifiesta su negativa. Según tengo escuchado en conversaciones con gente que trabaja en esto, muchos lo hacen incluso teniendo el fallecido la Tarjeta de Donante. Es decir, hacen lo que les viene en gana. Recordemos que es un 15% de media. En Galicia hay un increíble 26,8%. En Canarias un 25%. ¿Qué motivos puede tener la familia para hacer eso? ¿cómo pueden negarse a salvarle la vida a alguien que lo necesita? ¿acaso solo los médicos están obligados a hacer todo por y para el paciente?
Me gustaría dejar claro que respeto profundamente la decisión justificada de no donar órganos de los familiares, si este realmente lo había manifestado así. Cada uno es dueño de su cuerpo, incluso después de la muerte. Pero, ¿y aquellos familiares que lo hacen en contra de los auténticos deseos del paciente?. Yo sé que seguramente no lo hacen por motivos religiosos (Jesús fue el mayor donante de órganos, pues no dudó en dar de su carne y de su sangre, y en el Corán también se apoya la donación), pero, ¿por qué lo hacen entonces?: ¿por superstición?, ¿por malicia?, ¿por tontería?. Muchas de estas mismas personas, una vez firmado el papel de la negativa a la donación de órganos de sus familiares, expresan que sí recibirían un trasplante si así lo necesitasen: «Yo no dono, pero sí recibiría órganos». Una contradicción como un caballo, vamos. No donar lo propio vale, pero negarse a donar lo de otros… Incluso he escuchado decir: “no dones sangre, igual puede hacerte daño, eso que lo hagan los pobres”.
Creo sinceramente que gran parte de estas negativas nacen del miedo “a lo que pueda pasar”, y esto es fácilmente remediable con una buena EDUCACIÓN. La cifra del 15% de media podría tranquilamente en unos años, bajar al 10% o al 5% si se hiciese suficiente hincapié en educar tanto a los más mayores (que son los que suelen tomar decisiones sobre la donación de órganos al final de su vida y la de sus familiares) como a los más pequeños. El miedo y las decisiones irracionales desaparecen cuando uno está informado y sabe lo que está haciendo.
Mientras tanto, ¿deberíamos realmente confiar la decisión de donar órganos en la familia y no en otra persona como el médico o el confesor espiritual del fallecido?, ¿sería interesante poner más en contacto a receptores de trasplantes con la población general, para sensibilizarla? Yo planteo las preguntas, las conclusiones se las dejo a ustedes. Piensen y decidan.
Alexander Lugilde Guerbek
Agradecimientos al Dr. Varo por su ayuda y sensibilización ante este problema.
Bibliografía
Porcentaje de negativas familiares por CCAA. 2016
Imagen 2: http://www.ont.es/infesp/Memorias/Memoria%20Donaci%C3%B3n%202016.pdf
Imagen 1: freevector.com
Autor: freevector
Según la Ley de trasplantes, en España todos somos considerados donantes si en vida no hemos expresado lo contrario. En la práctica siempre se respeta la decisión de la familia, ya que se asume que estos no contradirían los deseos de su ser querido. http://www.ont.es/informacion/Paginas/Donaci%C3%B3n.aspx
La tarjeta de donante es un documento que testimonia nuestro deseo de ser donante de órganos tras el fallecimiento. Sin embargo la tarjeta no tiene valor legal. Es preciso comunicar a nuestros familiares el deseo de ser donantes, para que autoricen la extracción de órganos tras el fallecimiento.http://www.ont.es/informacion/Paginas/TarjetadeDonante.aspx