La ceguera cortical se debe a un daño cerebral que afecta a los circuitos dedicados a hacer consciente la información visual, pero el que la padece tiene los ojos y sus nervios intactos.
Una persona sana con ojos funcionales capta las imágenes y las procesa correctamente en el cerebro. Las señales de dicha información se envían luego al consciente y al inconsciente, pero en el caso de la ceguera cortical las vías dirigidas al consciente están dañadas, y por lo tanto el sujeto no puede ver. Se ha comprobado que al hacer caminar a una persona con estos daños cerebrales por un pasillo lleno de obstáculos, era capaz de esquivarlos sin necesidad de usar el tacto. El cerebro detecta que hay objetos en el suelo que podrían hacer caer al cuerpo, por lo que controla los movimientos y es capaz de esquivarlos, todo esto de manera inconsciente. Dicho control visual no es posible cerrando los ojos o teniendo daños en ellos, ya que no se recibiría ninguna información.
Esto es debido a que el sistema de procesamiento visual no lleva su información solamente a la corteza visual, sino que también llega a la amígdala, creando sensaciones de miedo. Además, hay otros grupos neuronales que reciben la información antes de que seamos conscientes de ello: son el téctum y las neuronas de lugar y de barrera, que disparan sus impulsos nerviosos cuando estamos cerca de un obstáculo y en lugares en los que ya hemos estado.
A este circuito se le podría llamar “intuición” y por eso algunas veces nos sentimos incómodos en algún lugar o tenemos sensaciones de rechazo ante alguna situación sin razón aparente. El subconsciente nos está intentando avisar de que algo va mal a través de las emociones.
Paula Doria
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