Muchos anuncios y productos ofrecen la L-carnitina como un “quemador de grasa” o un acelerador en el metabolismo de lípidos, pero ¿hasta dónde es verdad?
Primero cabe destacar que no es un aminoácido (como muchos se creen), es un compuesto de carácter zwitteriónico derivado de la lisina y la metionina, y sintetizado en el hígado, riñones y cerebro, cuya función biológica es el transporte de ácidos grasos de cadena larga activados desde el citosol a la matriz mitocondrial. Generalmente no se requiere un aporte externo de carnitina, ya que con una dieta normal solemos conseguir los precursores necesarios para poder sintetizarla nosotros mismos. Y aunque en algunos casos se puede presentar deficiencia primaria, este es un trastorno poco común, ante el cual sí que hay evidencias que indican que un suplemento exógeno podría ser beneficioso.
Partiendo de esta base la L-carnitina como suplemento deportivo o dietético podría ser útil a la hora de quemar grasa, y muchas empresas lo venden como “quemadores de grasas” (“fat-burners”) basándose en que la ingestión de esta molécula ayuda a aumentar la oxidación de los ácidos grasos y la reducción gradual de las reservas de grasa del cuerpo. Pero aunque sí que tiene un papel importante en el metabolismo de lípidos no hay evidencia científica para afirmar que sea un “quemador de grasas” y que, en personas sanas, un aporte externo les ayude a reducir su nivel de materia grasa.
Por otro lado estudios recientes apuntan a que la L-carnitina podría tener un efecto ergogénico, y en estudios sobre deportistas de élite o en caso de ejercicio extremo podría ser útil para reducir el lactato (reduciendo la inhibición de la piruvato-deshidrogenasa, permitiendo que se utilice más piruvato), disminuyendo la apoptosis y ciertos efectos inmunitarios. Aunque es necesario recordar que estos estudios se han realizado en población muy limitada, y que afecta de forma diferente a cada persona.
En resumen, parece ser que la L-carnitina no tiene ese efecto milagroso para quemar grasa que suelen vender las marcas publicitarias, aunque sí que podría tener su utilidad en ciertos deportes, dependiendo de la persona y el momento de su consumo. En cualquier caso siempre es recomendable consultar con un especialista a la hora de tomar cualquier suplemento.
Por: Fernando García
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