Las porfirias son un grupo de enfermedades metabólicas que conllevan un aumento de las porfirinas, unas proteínas presentes en la sangre que juegan un importante papel en la biosíntesis de la hemoglobina, componente de los glóbulos rojos de los humanos. Los novelistas del siglo XIX, como Bram Stoker o Mary Shelley, usaron como fuente de inspiración para sus personajes algunas de las manifestaciones clínicas de las porfirias, como la fotosensibilidad, debida a la oxidación de las porfirinas al incidir la luz sobre ellas, causando la destrucción del tejido epitelial; y la palidez por la destrucción de la hemoglobina, que es la causante del color rojo de la sangre. Además, los curanderos de la época hacían beber sangre de animales a sus pacientes, porque así experimentaban cierta mejoría. La enfermedad acaba afectando a los dientes y al pelo, dando una apariencia poco agradable a los enfermos, la mayoría de los cuales acaba cayendo en la locura debido a la falta de luz, a que tienen que beber sangre, y al rechazo social que sufren por todo ello. Si juntamos todas estas características, acabamos teniendo a un Conde Drácula bastante bueno.
Por: Roberto López
Imagen en: The Vampire Diaries