En 1817 los científicos franceses Pierre Joseph Pelletier y Joseph Bienaimé Caventou lograron aislar y extraer la quinina de la corteza de la cinchona, utilizada para el tratamiento del paludismo, y se comenzaron a hacer pastillas con este principio activo. Para enmascarar el sabor amargo de la quinina, los oficiales británicos disolvían las pastillas en agua y les añadían lima, azúcar y ginebra. A raíz de la buena aceptación, se comenzó a vender el agua carbonatada con quinina para facilitar la preparación del tratamiento y, con la pérdida del uso terapéutico de este producto, se ha convertido en uno de los cócteles más famosos del mundo.
Por: Sergio Garcerán
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