Ante el reto epidemiológico que suponen las enfermedades emergentes y la necesidad de reformular la Promoción de la Salud debido al envejecimiento poblacional, el desarrollo y articulación de la Salud Pública en España no parece avanzar. Sin Centro Estatal de Salud Pública ni formación especializada, los salubristas seguiremos con las manos atadas mientras, por parte de la sociedad, la demanda de respuestas y soluciones ante las nuevas amenazas no para de crecer.
Hasta el momento, la única titulación de formación sanitaria especializada en Salud Pública es la de Medicina Preventiva y Salud Pública (MPySP). Mientras tanto, el resto de profesionales sanitarios que trabajan en Salud Pública en labores de Vigilancia Epidemiológica, Sanidad Ambiental, Salud y Bienestar Animal, etc. carecen del amparo o reconocimiento de un título de especialista.
Desde su nacimiento en 1978 la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública ha sufrido importantes tensiones internas, tanto por la forma de acceso, como por el carácter de la misma. Durante años, los médicos (MESTOS) que trabajaban en la administración de Salud Pública (no confundir con Sanidad Pública), reclamaron que se les reconociera la titulación mientras que aquellos que la habían realizado vía MIR, se oponían a esta regularización en bloque.
Y a pesar de la vía extraordinaria de reconocimiento acordada en el 1999, las polémicas y debates entre ambos colectivos han seguido monopolizando el debate sobre la formación especializada, en esta ocasión a raíz de la integración de la especialidad en el Tronco Médico, defendido por la SEMPSPH (Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene), frente a quienes abogaban por la creación de una especialidad multiprofesional como la SEE (Sociedad Española de Epidemiología).
En una extraña paradoja legislativa el RD que clasificaba las especialidades de Ciencias de la Salud (2008), fue enmendado con la Ley General de Salud Pública del 2011 donde se recogió que el Gobierno modificaría dicho RD “con el fin de ampliar la especialización en salud pública al resto de profesiones sanitarias.” mientras, poco después, otro RD (2014) integraba la MPySP en el tronco médico, y suprimía, a su vez, la especialidad farmacéutica de Sanidad Ambiental y Salud Pública creada en 1982.
Han pasado ya 5 años, no se ha modificado el RD, ya se están cerrando las competencias del Tronco Médico y pronto, se empezará a trabajar sobre las competencias del título de Medicina Preventiva y Salud Pública. Mientras tanto, poco o nada se sabe de lo que ocurrirá con el resto de profesiones sanitarias.
Es por ello que es necesario poner en valor la histórica reclamación de la creación de las especialidades de Veterinaria comunitaria y Salud Pública, y el reconocimiento de la de Sanidad Ambiental y Salud Pública que están presentes en el resto de la Unión Europea. Frente a un tronco o especialidad multiprofesional cuya definición poco o nada se concretó, la creación de al menos esas dos especialidades propias para Veterinaria y Farmacia es una labor que no debe demorarse mucho más.
Es verdad que no faltarían motivos para impulsar una formación en Salud Pública parcialmente común entre médicos, farmacéuticos y veterinarios. La iniciativa One Health que aboga por romper las tradicionales barreras entre la salud humana, animal y ambiental parece haber recuperado el apoyo comunitario ante la amenaza que suponen las bacterias multirresistentes; la propia Comisión Europea lleva largo tiempo intentando la fusión de la EMA y la EFSA, y sus correlatos estatales, mientras que el trabajo conjunto entre la EFSA y el ECDC se ha vuelto ya habitual en la vigilancia de la aparición de nuevas enterobacterias productoras de carbapenemasa, por poner un ejemplo.
Pero seamos realistas, parece más plausible que médicos, farmacéuticos y veterinarios realicemos de forma conjunta parte del Curso Superior de Salud Pública, que el intentar articular Unidades Multiprofesionales que sean capaces de abarcar a especialistas de la salud animal, la sanidad ambiental, el control de la infección, la epidemiología, la calidad asistencial, la epidemiología clínica, la sanidad internacional y la evaluación de tecnologías sanitarias; especialmente cuando muchos de los facultativos y técnicos superiores que trabajan en estas áreas pertenecen a distintos Departamentos (Sanidad, Agricultura, Medioambiente) y de distintos niveles de la administración (municipal, provincial. autonómico, estatal e comunitario).
Existe además un motivo egoísta por parte de los médicos para apoyar la creación y recuperación de al menos, estas dos especialidades: no será posible avanzar en el reconocimiento y exigencia de los títulos de formación especializada de Salud Pública en las ofertas de empleo público de este área mientras el resto de profesiones sanitarias no dispongan de sus propios títulos. Es decir, difícilmente la Administración distinguirá en sus convocatorias a los profesionales médicos con plazas de facultativo especialista en MPySP mientras el resto de profesionales sigan englobados en los Cuerpos de Técnicos de Epidemiología y/o Salud Pública.
Es por ello, y por los nuevos retos medioambientales y las nuevas y viejas amenazas a la Salud Pública que parecen surgir, que parece urgente la recuperación de la especialidad de Sanidad Ambiental y Salud Pública para los farmaceúticos y se empiece a estudiar la creación de Veterinaria de Salud Pública y Comunitaria. Difícilmente podremos afrontar los nuevos retos de la salud ambiental y la emergencia de las enfermedades epizoóticas si no dotamos a estos profesionales de la misma o equivalente formación que se exige a sus compañeros médicos.
Adrian Hugo Aginagalde Llorente,
Vocal de médicos internos residentes en la Comisión Nacional de Medicina Preventiva y Salud Pública
Secretario de la Asociación de Residentes de Medicina Preventiva y Salud Pública (ARES)
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