PROYECTO BRAIN: ¿HASTA DÓNDE PODREMOS AVERIGUAR?

La investigación que el Catedrático en Neurobiología por Columbia Rafael Yuste (Madrid 1963) está llevando a cabo en la actualidad merece nuestra atención.

1Aunque conocemos el funcionamiento neurológico, y la estructura celular y molecular de las neuronas, existe un generalizado desconocimiento sobre cómo funcionan los circuitos cerebrales. El cerebro posee aproximadamente cien mil millones de neuronas, y a pesar de su importancia poco es lo que sabemos sobre él.

El proyecto «Brain Research Through Advancing Innovative Neurotechnologie», conocido por su acrónimo BRAIN (“cerebro”; diríase inexcusable que los proyectos de hoy en día presenten desde su nombre explícitamente el objeto de estudio), que ha sido puesto en marcha por la Administración Obama con una estimación de 12 años de plazo, busca registrar y manipular la actividad individualizada de cada neurona en los circuitos cerebrales, así como realizar con precisión un mapa cerebral.

Sus logros permitirán avanzar en la cura de enfermedades neurológicas y mentales (cuanto mejor conocemos una máquina, más sencillas son las eventuales reparaciones; o incluso la incorporación voluntaria de mejoras; lo que no está ni debe estar exento de un debate ético).

El principal objetivo de BRAIN es poder elaborar la tecnología y herramientas precisas para registrar la actividad globalizada de las neuronas mediante la monitorización y modificación de la actividad de las mismas, un proyecto que no es ajeno al interés social frente el alzheimer, la depresión, el autismo, y un etcétera tan amplio como se desee aventurar.

Pese a la dificultad intrínseca de coordinar cualquier gran investigación, Rafael Yuste postula la necesidad de implantar un “observatorio cerebral”, entendiendo por ello un espacio en el que, tanto países como universidades podrán compartir, unificar y concentrar los instrumentos y técnicas de microscopía, y brindar dicho lugar al acogimiento de los distintos investigadores para establecer lo que él denomina “la madre nodriza de BRAIN”.

Su propuesta concreta es el laboratorio nacional de Argonne (Chicago) como almacén para todos los datos que BRAIN acumule y poder así facilitar su transmisión al resto del mundo.

Para lograr elaborar un mapa del cerebro humano se busca la actividad coordinada e integrada de especialistas en otras áreas tales como la física, la ingeniería o la química, puesto que tal vez cuenten con el conocimiento y con la maquinaria necesaria para registrar la actividad neuronal antes citada, o para realizar conjuntamente nueva maquinaria de análisis.

En su propio laboratorio y durante el último año han logrado cuantificar la actividad neuronal de una hydra (invertebrado con el sistema nervioso más primitivo de la evolución,  que posee entre 200-2.000 neuronas). Yuste afirma que en una década serán capaces de realizar la misma labor a nivel de la corteza cerebral de mamíferos pero por partes, pudiendo ver toda la actividad neural de un módulo cerebral. Su grupo de investigación ha sido pionero tanto en el desarrollo como en la aplicación de técnicas de imagen láser (como por ejemplo la imagen bifotónica, la fotoestimulación a partir de compuestos enjaulados, la microscopía holográfica por modulación de luz y las imágenes de calcio de los circuitos neuronales, contando dichos avances con licencia comercial en la actualidad).

Pese a que, aparentemente, BRAIN va a constituir una importante fuente económica, Yuste se centra más en las implicaciones culturales e históricas que comprender los mecanismos de funcionamiento cerebrales conlleva. Nos dice: “la humanidad se entenderá a sí misma por dentro por primera vez”. Habla de un nuevo humanismo revolucionario para cambiar el sistema educativo, legal y  económico. El proyecto BRAIN pretende igualar e incluso superar los resultados del Proyecto Genoma Humano en un periodo de tiempo más reducido. La disponibilidad pública de los datos que se vayan obteniendo hará posible una investigación paralela por parte de científicos de todo el mundo.

Las futuras implicaciones de este proyecto pueden constituir un importante avance para la humanidad, y para conceptualizar aquello que desconocemos, como decía Louis Pasteur “sorprendernos por algo es el primer paso de la mente hacia el descubrimiento”, incluso si se trata de la mente en sí misma.

No obstante, es un proyecto que, de obtener los resultados a los que aspira, sería el fruto más deseado de las grandes compañías comerciales y de algunos dirigentes políticos sin escrúpulos. Conocer los mecanismos implicados en la conducta y saber cómo modificarlos constituye una tentación, frente a cualquier conducta aunque no sea patológica, en manos de según qué intereses. La ciencia no puede detenerse por miedo a la falta de ética; sino que debe avanzar inexcusablemente de la mano de ella.

Por: Sandra Doval Moreno

http://elpais.com/elpais/2015/05/21/ciencia/1432224592_729117.html

http://culturacientifica.com/2015/07/18/el-mapa-de-actividad-cerebral-por-rafael-yuste/

http://www.elespectador.com/noticias/salud/el-cerebro-detras-del-proyecto-brain-articulo-578175

Imagen en: https://goo.gl/am7Vrg

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